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Fueron las dos primeras palabras que invadieron mi mente... ¿seré una loca delirante?... no tengan dudas.
No soy escritora, sólo una feroz lectora recorriendo el infinito mundo de las letras.
Es mi espacio, y el de ustedes, para que podamos compartir toda clase de escritos, locuras y delirios.
Fascinarse y adorar el momento de crear personajes; soñarlos, sentirlos, vivirlos y desaparecer junto a ellos, es una vivencia casi inexplicable en el universo de los cuentos, poesías, novelas, y de toda clase de textos.
Para vos Facundo, es uno de mis legados. Crear, hijo, es un bálsamo, una caricia, un remedio para el alma.
Los invito a sumergirnos, descubrir la luz y la oscuridad del ser sin espantarnos, buscando las palabras, si las hay, para transmitir el fascinante mundo de lo que somos, de lo que decimos ser y de lo que inventamos.
Mónica G. López



domingo, 24 de junio de 2012


                                      La Cita

Despertó. A su costado, sobre la sábana, el charco de sangre olía a jazmines. A libertad.
Cubierta por un camisón de seda color gris, bebió café mientras ojeaba los títulos más destacados del diario. Fantaseó con ser leída al día siguiente.
La ausencia del reloj, la tranquilizó.
Visitó algunas fotografías atrapadas entre tinieblas. Revivió emociones. Contempló su atelier, el inmaculado cuarto de sus hijos, y el imponente escritorio que ridiculizaba la soberbia y el narcisismo.
Repasó una y otra vez la carta que, sin destinatario, no tenia final.
Luego de una ducha caliente, eligió para la ocasión un vestido de raso colorado y tensó su cabello con una hebilla de diamantes y esmeraldas.
Despojándose del mundo, se sentó a esperarla.
Ella, por la ventana, se asomó.
Sus ojos se iluminaron e, hincada, imploró que la llevara.
No hubo luz intensa, ni infinita.
Tendida, al costado del charco de sangre, dos hombres vestidos de blanco la auxiliaron.
                                                               Mónica G. López

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